"Se espera que para el 2012, Macaracuay pueda ofrecer otra ruta para entrar y salir del municipio; así lo explicó Fernando Ramos, director de la Oficina de Planificación Municipal de El Hatillo."
(Diario El Universal lunes 16 de agosto.)
La noticia es de interés, sin duda. Pero no es nueva. 47 años atrás ya se nos había prometido la construcción de una vía alterna al Hatillo. Que para la época sería parte de la propuesta Circunvalación del Sur.
El que después de medio siglo el proyecto no se haya concretado es, en sí, singular. Pero más singular es el que el Ingeniero Ramos nos diga que la vía será terminada después de que se hayan creado nuevos desarrollos en el Hatillo. Citamos textualmente la declaración del Ingeniero.
"No se puede obligar a los promotores a construir una vía si todavía no existe la población en la zona, por lo que se va a ir haciendo en paralelo, mientras se van habitando las urbanizaciones. Se estima que para el 2012 esté concluida la primera etapa, que es toda la ruta, pero en vez de tener cuatro canales, contempla dos (uno de ida y otro de regreso). En una segunda etapa, vendría la incorporación de los otros dos canales, que estarían listos para el 2015-2016"
No se puede obligar a los promotores a construir una vía si todavía no existe la población en la zona, nos dice el Ingeniero. Pero si se puebla la zona antes de construir la vía ¿por dónde entrarían los nuevos pobladores?
Por donde ahora entramos y salimos quienes ya vivimos en El Hatillo.
No se puede obligar a los promotores a construir una vía si todavía no existe la población en la zona, nos dice el Ingeniero. Pero aparentemente sí se puede perjudicar a la comunidad.
Entrar y salir del Hatillo es ya un infierno, es un sacrificio. El Ingeniero Ramos nos pide sacrificarnos más. ¿En beneficio de qué o de quiénes?
En beneficio de las promotoras, por supuesto. A las "que no se puede obligar a construir una vía". ¿No se podría, fácilmente, detener nuevos desarrollos hasta tanto no se construyan las vías?
¿Quién dijo que los intereses de los vecinos del Hatillo deben estar supeditados a los de las promotoras? No la lógica y el sentido común. No el espíritu de servicio público.
Puede ser que los vecinos no estemos en condiciones de ofrecer los incentivos económicos que posiblemente sí ofrezcan las constructoras. Pero esto no quiere decir que los funcionarios electos con nuestro voto estén en libertad de seguir destruyendo nuestra calidad de vida.
De alguna forma tendremos que detener este abuso.
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